top of page
Foto del escritorCronista de lo Obvio

Trilogía Futbolera II: Sí, Somos tan Buenos (I)

Actualizado: 19 jul 2018


Los análisis tras las derrotas futboleras suelen recorrer tres caminos: el del especialista que analiza la derrota; el del pelotudo que busca sacar rédito profesional de la derrota; y el del que no sabe nada de fútbol pero vio luz y entró para agarrar un micrófono y ponerse a hablar huevadas.


En los dos últimos casos, existe un tópico ineludible, una frase de presunta humildad, de pretenciosa autocrítica, pero condescendiente y soberbia en su esencia: nos creemos los mejores, pero no somos tan buenos.


Y es cierto que no somos los mejores, pero es una falacia total y absoluta que no somos tan buenos. Incluso en estos veintipico de años sin títulos, en fútbol, sí, somos bastante buenos. Mal que les pese a los críticos de salón.


Para empezar por las citas más importantes, sería necio negar que la Argentina usualmente es animadora de los campeonatos mundiales. Basta con hacer una serie de menciones pseudoestadísticas para dar el tema por zanjado.


  1. Está cuarta en la tabla histórica, solamente superada por Italia, Alemania y Brasil.

  2. Estos tres países también son los únicos que la superan en cantidad de títulos.

  3. La Selección jugó cinco finales de 21 torneos. Es decir, en 1 de cada 4 mundiales, la Argentina jugó la final.

  4. En estos años de sequía, clasificó a todas las citas (deportivamente, se perdió un solo Mundial en toda la historia). En el 94 y 2018, llegó a octavos. En el 98, 2006 y 2010, se quedó en cuartos. En 2002 se fue en primera ronda y en 2014 jugó la final.

Fuera de los mundiales, cita en la que claramente está entre los cuatro mejores de todos los tiempos, la Argentina está segunda, detrás de Uruguay, en cantidad de títulos continentales. Está igualada en enfrentamientos mano a mano con Brasil. En estos años de sequía, ha ganado cinco títulos mundiales juveniles y dos medallas de oro.


En el último ranking mundial FIFA, publicado el 7 de junio, la Argentina se encuentra en el 5º lugar. Año por año, su clasificación fue la siguiente:

  • 2017: 4ª.

  • 2016: 1ª.

  • 2015: 2ª.

  • 2014:2ª.

Ahora bien, ¿es muy relevante este ranking? No. No tiene importancia porque no entrega ningún premio ni reconocimiento. Pero sí es revelador, sí indica cuál es el desempeño de un equipo por un tiempo determinado, más allá de los límites que establecen los torneos.



¿Somos los mejores?


No, ni a palos. La historia demuestra que no somos los mejores a nivel Selección (ver Sí, Somos tan Buenos (II)), pero que definitivamente estamos entre los mejores. ¿Por eso exigimos tanto a la Selección? No. Exigimos tanto porque somos unos pelotudos que no saben nada de fútbol porque nos da paja hacer el más mínimo esfuerzo intelectual cuando vemos el juego y preferimos resolver nuestra ignorancia hablando de huevos, ganas, coraje, valentía y cobardía y resumimos un juego hermoso en la dialéctica ganar/perder. Si ganás es porque tenés huevos, si perdés, porque sos un cagón. Querer es poder. Ganas de ganar. Homofobia a pleno. Homosexualidad reprimida. Punto.


No importa si el cuatro subió cuando tenía que subir, si el cinco hizo bien los relevos, si el diez metió algún pase en cortada, si el nueve jugó bien de espaldas o si el siete realizó buenas diagonales. No importa si hubo un plan de juego, y menos importa si ese plan de juego se plasmó. No importa si se hizo una buena lectura de cada partido y se respondió con lo que el partido pedía. Cualquier cosa que implique un mínimo de esfuerzo intelectual, no importa.


El atajo es criticable, pero si uno no sabe un choto de fútbol, si uno es apenas un hincha que va a la cancha a ver a su equipo por razones que no entiende bien, bueno, puede entenderse. Ahora, que el atajo sea tomado por un tipo que está en un programa de análisis futbolístico, un tipo que forma opinión pero que su opinión no sale de los sentimental, no supera a las sensaciones, entonces ese fanatismo mal planteado, banalizado, es una cagada.



¿Somos los peores?


Bajo una falsísima aura de humildad, iluminados analistas suelen decir: “nos creemos los mejores pero somos mediocres”, palabras más, palabras menos. Boludeces, enormes boludeces dichas por enormes boludos que se googlean viendo si su mensaje se viralizó en el exterior, en donde los pocos que nos conocen, nos cagan odiando por soberbios. Boludos que esperan un mensaje facebookero al estilo “por fin un argentino que dice algo coherente... cárcel para los otarios de Fox Sports”, etcétera, etcétera.


Lo interesante de esta polaridad es la percepción de lo bueno y lo malo. Nos creemos los mejores, pero como no somos los mejores, somos mediocres. Es decir, si en el deporte más popular del mundo, el que más se practica y el que más se mira, vos estás entre los tres o cuatro mejores de la historia, no alcanza. Porque o sos el mejor, o sos un mediocre.


La dicotomía entonces se reduce a “los mejores/la nada” y trasciende al fútbol para situarse como una realidad del deporte argentino. Los Pumas son criticados porque siempre “casi” les ganan a las potencias. En tenis, Vilas y Sabatini son pechos fríos porque no fueron 1 del mundo. Apenas fueron 2 y 3. Nalbandian está considerado uno de los diez mejores jugadores del mundo en la primera década de 2000, pero es un gordo vago que le gusta la joda y por eso no fue número uno, siendo que es contemporáneo del mejor de todos los tiempos y de otros dos que andan por ahí cerca. ¿Reutemann?, pfff, segundo. ¿Meolans (en Córdoba)?, nunca ganó una medalla, se cagó en los JJ.OO. Y así sucesivamente, ad infinitum.


En una patria deportiva que no se conforma con otro resultado que el 1; que recuerda a medias; cuyos analistas profesionales no suelen esforzarse, ni prepararse, ni estudiar la materia sobre la que van a opinar; que no mide virtudes y defectos, sino que observa rasgos de la personalidad, no se puede esperar mucho análisis lúcido.


Suerte que hay algunos que sí, que le ponen huevos y se preocupan, pero andan por ahí, con cierta popularidad pero opacados por la marea de pelotudos y operadores de cuarta que reptan por pasillos oscuros esperando la oportunidad de que una luz los ilumine y adelgacen, hagan un canje por la ropa de moda, se tiñan un poco el pelo, muestren su bronceado naranja y guiñen con el ojo que tienen en el ano a sus patrones, mientras te dicen que X no ganó porque no tiene huevos.

67 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

コメント


bottom of page