En 2002, Lucio Gutiérrez ganaba las elecciones presidenciales de Ecuador liderando un frente progresista de centroizquierda, que generaba expectativa en tiempos del incipiente Socialismo del Siglo XXI.
Un año después de asumir el poder, Gutiérrez dio un violento viraje político, rompió con las fuerzas que lo respaldaban y selló una alianza política con la derecha neoliberal, avanzando sobre el poder judicial para liberar de culpas a los expresidentes Abdalá Bucaram y Gustavo Noboa, quienes eran investigados por la justicia.
Acusado de “dictócrata”, las decisiones del mandatario causaron una revolución, conocida como la Rebelión de los Forajidos, que terminó con la huida de Gutiérrez y su destitución como presidente de Ecuador.
Luego arribaría Rafael Correa a la presidencia, para iniciar un proceso progresista que, no exento de dificultades, generaría importantes avances en el país.
Lenin Moreno asumía en 2017 con la promesa de continuar con las políticas progresistas. Sin embargo, como Gutiérrez, el presidente realizó un nefasto viraje de 180 grados: desarmó Alianza País (el partido fundado por Correa), persiguió judicialmente a su predecesor, en un caso que se utiliza como ejemplo de Lawfare, acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ubicó al país en el bloque más reaccionario del continente, cercano al titular de la OEA, Luis Almagro, y al ahora expresidente estadounidense Donald Trump.
Las elecciones del domingo encuentran al país con serios problemas económicos, provocados más por el viraje de Moreno que por la pandemia, un mapa político disperso, un establishment rearmado y fortalecido, que no ve con buenos ojos el retorno de Correa al poder, quien de hecho fue proscripto de participar en las elecciones.
En ese contexto, Andrés Arauz tiene en sus espaldas el apoyo del correísmo y es el favorito a ganar los comicios, aunque según las encuestas no llegaría a imponerse en primera vuelta. Arauz estaría cerca del 30% de las preferencias (para ganar en primera vuelta, debería superar el 40% y ganar por más de 10% a su más inmediato perseguidor).
Lo siguen el candidato del establishment, el empresario Guillermo Lasso, a quien los sondeos le otorgan aproximadamente 25% y en tercer lugar se coloca Yaku Pérez, del movimiento Pachakutik, con 13%.
Las encuestadoras indican que cerca de un tercio del electorado todavía está indeciso, lo que en principio deja un escenario bastante incierto, aunque usualmente estas empresas suelen apoyar a los candidatos de centroderecha, con lo cual los resultados podrían ser sorprendentes.
En cuanto a la región, y al eventual impacto de estos comicios, una victoria del correísmo fortalecería el bloque progresista en la región, actualmente liderado por Alberto Fernández (Argentina) y Andrés Manuel López Obrador (México), a la espera de Brasil y la difícil situación de Jair Bolsonaro.
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