La primera novela de Dolores Reyes es un tremendo novelón sobre una chica solitaria del conurbano bonaerense, que enfrenta un mundo difÃcil y violento, sobre todo para una mujer.
Es una novela de personaje, porque Cometierra, que relata en primera persona, es fabulosa. En internet las reseñas la definen como una vidente que habla con los muertos (o los vivos que están en problemas) comiendo tierra.
Sin embargo, respetuosamente, creo que es inexacto. Cometierra es una superheroÃna. Hecha y derecha. Gracias a su capacidad, puede salvar vidas. Entonces lo suyo no es un don, es un súperpoder, qué mierda.
Y con ello vienen un montón de problemas, de superhéroes. Solitaria, vive en peligro, incluso pone en peligro a los que quiere, tiene supervillanos, un padre ausente, una historia de origen violenta y triste.
Sin embargo, es mucho más que eso. RecontramuchÃsimo más. Porque Cometierra conmueve y porque, también, denuncia, revela, crÃtica.
Su vida, el peligro permanente y persistente en un paraje olvidado por el mundo, en el que la soledad ante el Estado y la sociedad determina las relaciones. En el que la desesperanza y el desamparo reducen la vida a un hoy y mañana, y pasado veremos.
Sin embargo, el segundo pero, deja un resquicio para la luminosidad, para la esperanza. Algo de qué aferrarnos, aunque el mundo no sea necesariamente mejor por ello. Acaso con esto tenga que ver la conclusión: el mundo no es un poco mejor porque hay un resquicio en una trama especÃfica, el mundo es un poco mejor porque existe Cometierra, nuestra heroÃna.